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Gracias a las sábanas podemos dormir mucho mejor y tener un descanso más saludable. Las sábanas son el primer plato del menú de tu dormitorio. Estamos en contacto con ellas durante toda la noche. Nuestra piel necesita un entorno limpio y suave. Si estás cómodo en tu cama puedes estar segura de que descansaras más tiempo.
Cuando eliges sábanas nuevas, te tienes que fijar en el tejido, en las medidas, en la composición y por último en el diseño.
El material es clave. Los tejidos naturales serán mejor para tu piel y tu descanso, además tu dormitorio tendrá estilo y le dará naturalidad. Este tipo de tejidos naturales cuenta con una buena transpiración. Los materiales naturales más comunes son el lino y el algodón. La composición de la tela también permitirá un planchado diferente. Un ejemplo de los diferentes planchados con los que te verás dependiendo del material es en el lino, que la arruga en el lino, es bonita y normalmente no se puede quitar, pero ese es uno de sus puntos fuertes en cuanto a la estética del lino.
La sábanas más comunes, las que más se venden, las más demandadas por el público en general son las que están compuestas por varios materiales. En el equilibrio está el secreto. En este caso el componente más común es el poliéster. Gracias al uso del poliéster se puede reducir el precio de fabricación y por tanto el precio final.
Muchas sábanas se rematan con procesos químicos para que no se arruguen o encojan. Si quieres evitarlo, busca sábanas con etiquetas específicas eco o bio, como las de algodón orgánico, sin compuestos químicos.
Aunque existe la creencia de que cuantos más hilos posean las sábanas en su trama de confección, mejor calidad; no siempre es así. Es cierto que la calidad de la ropa de cama será más alta cuanto mayor número de hilos tenga la tela aunque, no es el único factor, también es importante la calidad del hilo, los procesos de fabricación, etc.
Cuando compramos ropa de cama, en lo que primero nos hemos de fijar es en su composición de fibras. La mayoría de las sábanas están hechas de algodón, pero deberíamos buscar una fibra más larga, pues al hilarlas, se les da fuerza, lo que supone menos cardado. El algodón egipcio, por ejemplo, tiene una fibra larga. Otras opciones de fibra de buena calidad son el algodón pima y supima, el orgánico, el algodón-poliéster e incluso el bambú.
si hablamos de datos, las sábanas entre 200 y 400 hilos por pulgada son las más suaves y duraderas. Por debajo de 200 hilos son más económicas, pero de menor calidad. La calidad de la ropa de cama será más alta cuanto mayor número de hilos tenga la tela aunque, como ya se ha dicho al principio, no es el único factor, también es importante la calidad del hilo, los procesos de fabricación, etc.
Porque cada sábana responde a una medida de colchón. Es importante que sepas las dimensiones del tuyo, no solo largo y ancho sino también altura porque si es más alto de lo normal deberás tenerlo en cuenta no solo en la sábana bajera sino en la encimera para que se meta bien por los laterales. La encimera no es ajustable y su medida siempre es bastante mayor a la del colchón. La bajera ajustable es del tamaño del colchón. Al ser ajustable te facilita su colocación y evita que se mueva o salga con el uso.
Las sábanas para colchones altos tienen una altura especial. Hasta para 38-40 cm de alto. Algunas solo cuentan con gomas de ajuste en las esquinas y otras en todo el contorno. Así que, ya has visto, las medidas de las sábanas importan para que la cama quede correctamente vestida.
Aunque parezca insignificante, el diseño de las sábanas también influye en el descanso, por ejemplo, las sábanas lisas, blancas de algodón conservan las propiedades orgánicas y naturales de esta fibra, a diferencia de aquellas que tienen estampados. Asimismo, las sábanas bordadas carecen de químicos, aunque pueden ser más rígidas que las lisas.
Tener estampaciones o tintura no es ningún problema si esta se realiza en España o Europa, ya que hay unos estrictos controles de calidad, pero si el producto es de la China, India, Pakistan, etc… no nos acabamos de fiar del todo, ya que los productos utilizados durante el proceso de tintado, podrían contener químicos no aceptados en Europa por ser, entre otros, posiblemente cancerígenos. Y que nosotros sepamos, no existen controles de calidad en la entrada de estos artículos en nuestras fronteras.
Podemos elegir entre colores lisos (tintura) o fantasías (estampados), hay que intentar que estén acordes con el diseño de nuestra habitación.
Los colores lisos pueden durar más y cansan menos, los juegos de sábana estampados con diseños nos pueden gustar más y pueden estar a tono con nuestra habitación, e incluso pueden ser divertidos.
Dormir en una cama con sábanas suaves y lisas, es un placer al cual muchos no están dispuestos a renunciar, y también uno el cual muchos no saben cómo alcanzar debido a que encuentran complicado el proceso de planchado.
Cada maestrillo tiene su librillo. Hay gente que tiene unos truquitos insuperables.
El hecho de planchar las sábanas de forma correcta obliga a prestar mucha atención.
Si quieres dejar las sábanas de forma impecable, atenta a estos consejos.
Coloca la tabla de planchar a una altura adecuada a ti. Sitúala de tal forma que no tenga que extender excesivamente los brazos y sobre todo que no tengas que doblar la espalda o los codos. Ten en mente que cuanto más cómoda estés mejor será el resultado final.
La temperatura de la plancha es uno de los aspectos más importantes, ya que corres el riesgo de fastidiar la pieza. Una temperatura adecuada es elemental. Ten en cuenta que la temperatura depende mucho del material de las sábanas. En cualquier caso no tendrías que superar los 150º C bajo ningún concepto. Por norma general, los tejidos naturales se pueden planchar a temperaturas más altas. Los tejidos que cuenten con fibras de seda, la plancha debe estar templada y es una buena idea planchar las sábanas al revés. Las sábanas de tejidos sintéticos lo más recomendable es usar una temperatura baja. De cualquier modo, prueba en una esquina de la sábana, para ver cómo reacciona.
Deja las sábanas un poco húmedas para plancharlas. Al hablar sobre humedecer, no se está refiriendo a mojar la sábana para nada. Sino más bien usar un vaporizador para aromatizar el ambiente o uno con el cual se riegan las plantas delicadas.
Para doblar las sábanas bien, sobre todo la bajera, parece que haya que hacer un máster, ¿verdad?
Para ello, una vez que estés con la sábana en la tabla de planchar comienza doblando la sábana de forma que se cree un rectángulo que quepa sobre la tabla. Entonces, al minimizar su tamaño, podrás manejarla con más facilidad. Pero al hacer esto, debes tener también cuidado con que no se formen pliegues.
Después de que hayas planchado ambos lados, es tiempo de doblarla en sentido contrario y planchar los nuevos lados. Para que puedas continuar con el proceso, ve doblando cada vez en cuadrados más pequeños. Ello hasta conseguir el tamaño deseado para que las sábanas puedan ser guardadas en el armario.
Pero recuerda que para que los resultados sean óptimos, deberás planchar con decisión por cada cara. Así será posible tener sábanas lisas y mullidas.
También puedes usar otro método más fácil. Doblar las sábanas tú sola sin ayuda es fácil. Extiende la sábana, haz un rectángulo doblando los bordes hacia adentro y sigue doblando en rectángulos más pequeños. Primero dobla los dos extremos de la sábana hacia el centro para formar un rectángulo. Luego doblar el rectángulo longitudinalmente por la mitad. Finalmente dobla luego por la mitad o en tercios.
El primer rectángulo te resultará bastante largo. Dóblalo por la mitad para reforzarlo. Cuando lo hagas, sujeta la parte más débil. Recuerda que en lugar de doblar hasta el borde inferior de la sábana, irá genial dejar un pequeño espacio. Hacemos esto para conseguir una forma más firme. Después, ajusta la altura doblando nuevamente por la mitad o en tercios. Estos rectángulos los guardarás, cómo no, en posición vertical en tus cajones o en el canapé de debajo de tu cama (si tienes uno).
Para asegurar una larga vida de tus sábanas es indispensable seguir las instrucciones de cuidado indicadas por el fabricante en las etiquetas. Estas instrucciones son representadas por símbolos convencionales que responden a estándares mundiales de la industria textil.
Pero antes de ir al detalle, en Eiffel Textile te recomendamos lavar las sábanas antes de usarlas por primera vez, para eliminar aprestos y posibles excesos de pigmentos, propios del proceso industrial de los textiles. Además, tenemos algunas recomendaciones básicas.
Lavar tus sábanas a máquina con agua tibia a fría. En ningún caso caliente, ya que pueden encogerse o perder su color. No es necesario usar suavizante ni cloro, sólo un detergente o jabón neutro. Recuerda lavar sábanas con sábanas del mismo tipo y no mezclarlas con prendas con cierres, velcros, o elementos abrasivos.
Para que tus sábanas queden impecables, no sobrecargues la lavadora, ya que tiene que haber suficiente espacio para que se muevan y se mezclen con el agua y el detergente, como también para que puedan enjuagarse correctamente. Si tus sábanas tienen alguna mancha, es aconsejable que la trates previamente al lavado con un quitamanchas.
Elige el programa o ciclo de lavado adecuado según las indicaciones de la etiqueta para que no dañe los tejidos. Si te excedes con detergente o jabón, pueden quedar residuos de estos y le restarán suavidad a tus sábanas. Si utilizas secadora, sécalas a baja temperatura. Si lo haces al aire libre, evita la luz directa del sol y el calor extremo, ya que pueden quedar ásperas. Para evitar plancharlas, te recomendamos alisarlas y doblarlas apenas las saques de la secadora y antes de que se enfríen. Ahora sí, pon atención a los símbolos para que te familiarices con ellos y tus sábanas queden impecables. Y mantengas en el mejor de los estados tus sábanas de algodón.
¡RECUERDA! Que te sugerimos cambiar las sábanas por lo menos 1 vez a la semana, sobre todo si duermes en pareja y tienes una sábana de 2 plazas, una sábana King o tal vez una sábana súper King.
Los cuidados que se tengan con las sábanas son clave también, ya que influyen en su tiempo de vida. Por ejemplo, es mejor lavar las sábanas con agua tibia, ya que esta desinfecta los tejidos sin dañar el material.
Otro de los cuidados es el secado, ya que extenderlas en el sol ayuda a ventilar las fibras. Sin embargo, otra opción es utilizar la secadora, para luego doblarlas antes de que se enfríen, evitando las arrugas.
También, se recomienda lavar las sábanas nuevas antes de usar, ya que esto hace que sean más suaves al momento de dormir. En caso de plancharlas, es mejor hacerlo cuando ya están casi secas pero ligeramente humedecidas, para evitar las arrugas.
Mantener una correcta limpieza e higiene del hogar incide positivamente en el estilo de vida, pues un acto tan simple como cambiar las sábanas con regularidad proporciona un sueño más profundo y reparador.
La ropa de cama, en especial las sábanas y fundas de las almohadas, son los textiles que más utilizamos y, por desgracia, los textiles que más microorganismo perjudiciales pueden albergar. Y esto, tienes que saberlo, puede afectar negativamente a tu salud. Unas sábanas sucias y que no se han cambiado en mucho tiempo pueden contener hongos, bacterias, pelos de animales (si tienes mascotas), polen y residuos del cuerpo humano como sudor, saliva, secreciones de los genitales, células muertas de la piel, maquillaje,... Es una lista muy larga. Otros organismos presentes en la ropa de cama, aparte de los hongos y células muertas, son ¡los ácaros! De hecho, la cama es su lugar favorito. Entre sus efectos nocivos, se sabe que los ácaros agravan el asma y pueden producir rinitis y urticaria.
Ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo respecto a esta cuestión, aunque muchos coinciden en que existe un periodo medio estimado: Es necesario cambiar las sábanas y fundas de las almohadas al menos 1 vez por semana.
Pero si sudas mucho o en verano, quizá debas hacerlo con mayor frecuencia. Los expertos recomiendan que cada 3-4 días en estas situaciones. Ten en cuenta que en las sábanas se acumulan células muertas de la piel y sudor, pero también ácaros de polvo, bacterias y hongos.
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